Vejer de la Frontera, escenario de grandes historias de amor,
te invita a que vengas a vivir la tuya.










Vejer ofrece cultura, patrimonio, playa, naturaleza, gastronomía y tradición.
Ven, junto a tu pareja, y disfruta de la Ruta del amor
1 - Oficina Municipal de Turismo

2 - La Plazuela
Atravesando el Parque Los Remedios enseguida llegamos a LA PLAZUELA, nexo de unión de las dos calles en las que antiguamente paseaban los jóvenes buscando “ennoviarse” o las parejas en Vejer: La Corredera (paseo de verano) y la Calle Juan Relinque (conocida también como calle Alta, que era el paseo de invierno). Aquí se encuentra la primera Hospedería de Vejer, el Hotel Convento San Francisco, ubicado en el antiguo Convento de San Francisco (segunda mitad del siglo XVII y primera mitad del S.XVIII.), del que os damos una breve pincelada histórica:
El Convento de San Francisco fue suprimido en 1836, y sus inmuebles pasaron al Estado en virtud de los decretos de desamortización de bienes eclesiásticos. En 1842, cuando el templo y parte del Convento eran utilizados por el Ayuntamiento como dependencias municipales, un incendio intencionado destruye parte del edifico. El antiguo templo fue adquirido en subasta por Pedro del Río y éste lo vende a los hermanos Enciso. Fueron ellos quienes lo rehabilitan edificando tres plantas en el cuerpo de la Iglesia, en el estado en que hoy se encuentra. Desde principios del S. XX, el antiguo templo se transforma, primero en Fonda de El Comercio y, más tarde, en la popular “Fonda Gallardo”. En 1979 el edificio fue adquirido por el Ayuntamiento de Vejer para destinarlo a Hotel. Actualmente es gestionado por la empresa pública Tugasa.
3 - El Rincón del Beso
Nos dirigimos a través de la C/ Juan Relinque a la Plaza San Francisco, donde se encuentra el Mercado gastronómico y el cine Teatro Municipal San Francisco, y a través de la calle San Filmo, llegaremos a la Calle Viña, donde nos detendremos en un coqueto banco bajo el rótulo “BÉSAME EN ESTE RINCÓN”. Como veréis, las vistas desde este lugar son sorprendentes, y se nos descubre como un impresionante “photocall”. Imposible resistirse a inmortalizar el momento.
4 - Mirador de la Cobijada
Bajamos por las escalerillas del Callejón Leonor Sánchez (esposa de Juan Relinque, héroe local defensor de las Hazas de Suerte). Llegamos a la calle Juan Relinque y giramos hacia la izquierda dirección a la Plazuela y a la Calle Juan Bueno, en cuyo final nos detendremos en el MIRADOR DE LA COBIJADA. ¡Cuánto misterio encierra el cobijado!. Es el traje típico de la mujer vejeriega, su origen es castellano aunque está asociado a la cultura islámica. Fue prohibido en varias ocasiones a lo largo de la historia, aunque no fue efectiva hasta el año 1.936, ya que debido a las características del traje éste podía enmascarar delitos.
El traje está compuesto por:
- unas enaguas blancas con tiras bordadas.
- una blusa blanca adornada con encajes.
- una saya negra sujeta a la cintura, a la cual le sobresale el encaje bordado de las enaguas.
- un mato negro fruncido con un foro de seda, que cubre a la mujer totalmente, excepto un ojo que queda al descubierto.
El uso del traje se recuperó el año 1.976 y actualmente se utilizan en las fiestas patronales (del 10 al 24 de agosto).
Sin duda, este lugar enmarcará otra fotografía imprescindible de vuestra visita a Vejer.
5 - Arco de las Monjas
Nos dirigimos al Arco que tenemos enfrente, el Arco de Santa Catalina, que da acceso al Barrio de la Judería y giramos a nuestra derecha, contemplamos el Arco de Puerta Cerrada y encaramos la Calle Sancho IV dirección a la Calle Castillo. Dejamos a nuestra derecha el acceso al Castillo y a escasos metros... ¡Tachaaaaán! Os presentamos la Calle más fotografiada de Vejer, el ARCO DE LAS MONJAS. Los Arcos se construyeron a modo de contra fuertes que sustenta el muro lateral del convento. Dichos contrafuertes fueron colocados como consecuencia del terremoto del S. XVIII.
6 - Iglesia Parroquial del Divino Salvador

7 - Callejones Oscuros
Continuamos tras rodear la Iglesia por la Calle José Castrillón Shelly y giramos por la Calle Badillo para desembocar en los CALLEJONES OSCUROS. Aquí contemplamos una placa en honor a la bella historia de amor de la vejeriega Catalina Fernández (La-La Zhora) y de Alí Ben Rashid, que ha hermanado a las ciudades de Vejer de la Frontera y Chefchauen (Marruecos).
8- Plaza de España
Continuamos bajando la Calle Costanilla. A la izquierda, atravesamos el Arco de la Villa y nos dirigimos a la PLAZA DE ESPAÑA, conocida popularmente como Plaza de los Pescaítos. Es el momento de detenernos a descansar en uno de sus bancos para contemplar tranquilamente la belleza de este lugar. Nuestra imaginación vuela al ver a las ranas de la fuente...¿Y si al besar a alguna de ellas de repente aparece nuestro príncipe o princesa azul?. Por si acaso...le lanzamos un beso.
9 - Calle Corredera - Poema de Jose María Pemán
Continuamos por la Calle Mayorazgo dirección a la Calle Corredera, paseo de invierno de parejas de enamorados. La guinda final la pone el bello poema que José María Pemán dedicó a Vejer.
Recorremos esta calle deleitándonos en las impresionantes vistas de este Mirador natural hacia la campiña vejeriega.
9 - Calle Corredera - Poema de Jose María Pemán
Continuamos por la Calle Mayorazgo dirección a la Calle Corredera, paseo de invierno de parejas de enamorados. La guinda final la pone el bello poema que José María Pemán dedicó a Vejer.
Recorremos esta calle deleitándonos en las impresionantes vistas de este Mirador natural hacia la campiña vejeriega.
1 - Oficina Municipal de Turismo

2 - La Plazuela
Atravesando el Parque Los Remedios enseguida llegamos a LA PLAZUELA, nexo de unión de las dos calles en las que antiguamente paseaban los jóvenes buscando “ennoviarse” o las parejas en Vejer: La Corredera (paseo de verano) y la Calle Juan Relinque (conocida también como calle Alta, que era el paseo de invierno). Aquí se encuentra la primera Hospedería de Vejer, el Hotel Convento San Francisco, ubicado en el antiguo Convento de San Francisco (segunda mitad del siglo XVII y primera mitad del S.XVIII.), del que os damos una breve pincelada histórica:
El Convento de San Francisco fue suprimido en 1836, y sus inmuebles pasaron al Estado en virtud de los decretos de desamortización de bienes eclesiásticos. En 1842, cuando el templo y parte del Convento eran utilizados por el Ayuntamiento como dependencias municipales, un incendio intencionado destruye parte del edifico. El antiguo templo fue adquirido en subasta por Pedro del Río y éste lo vende a los hermanos Enciso. Fueron ellos quienes lo rehabilitan edificando tres plantas en el cuerpo de la Iglesia, en el estado en que hoy se encuentra. Desde principios del S. XX, el antiguo templo se transforma, primero en Fonda de El Comercio y, más tarde, en la popular “Fonda Gallardo”. En 1979 el edificio fue adquirido por el Ayuntamiento de Vejer para destinarlo a Hotel. Actualmente es gestionado por la empresa pública Tugasa.
3 - El Rincón del Beso
Nos dirigimos a través de la C/ Juan Relinque a la Plaza San Francisco, donde se encuentra el Mercado gastronómico y el cine Teatro Municipal San Francisco, y a través de la calle San Filmo, llegaremos a la Calle Viña, donde nos detendremos en un coqueto banco bajo el rótulo “BÉSAME EN ESTE RINCÓN”. Como veréis, las vistas desde este lugar son sorprendentes, y se nos descubre como un impresionante “photocall”. Imposible resistirse a inmortalizar el momento.
4 - Mirador de la Cobijada
Bajamos por las escalerillas del Callejón Leonor Sánchez (esposa de Juan Relinque, héroe local defensor de las Hazas de Suerte). Llegamos a la calle Juan Relinque y giramos hacia la izquierda dirección a la Plazuela y a la Calle Juan Bueno, en cuyo final nos detendremos en el MIRADOR DE LA COBIJADA. ¡Cuánto misterio encierra el cobijado!. Es el traje típico de la mujer vejeriega, su origen es castellano aunque está asociado a la cultura islámica. Fue prohibido en varias ocasiones a lo largo de la historia, aunque no fue efectiva hasta el año 1.936, ya que debido a las características del traje éste podía enmascarar delitos.
El traje está compuesto por:
- unas enaguas blancas con tiras bordadas.
- una blusa blanca adornada con encajes.
- una saya negra sujeta a la cintura, a la cual le sobresale el encaje bordado de las enaguas.
- un mato negro fruncido con un foro de seda, que cubre a la mujer totalmente, excepto un ojo que queda al descubierto.
El uso del traje se recuperó el año 1.976 y actualmente se utilizan en las fiestas patronales (del 10 al 24 de agosto).
Sin duda, este lugar enmarcará otra fotografía imprescindible de vuestra visita a Vejer.
5 - Arco de las Monjas
Nos dirigimos al Arco que tenemos enfrente, el Arco de Santa Catalina, que da acceso al Barrio de la Judería y giramos a nuestra derecha, contemplamos el Arco de Puerta Cerrada y encaramos la Calle Sancho IV dirección a la Calle Castillo. Dejamos a nuestra derecha el acceso al Castillo y a escasos metros... ¡Tachaaaaán! Os presentamos la Calle más fotografiada de Vejer, el ARCO DE LAS MONJAS. Los Arcos se construyeron a modo de contra fuertes que sustenta el muro lateral del convento. Dichos contrafuertes fueron colocados como consecuencia del terremoto del S. XVIII.
6 - Iglesia Parroquial del Divino Salvador

7 - Callejones Oscuros
Continuamos tras rodear la Iglesia por la Calle José Castrillón Shelly y giramos por la Calle Badillo para desembocar en los CALLEJONES OSCUROS. Aquí contemplamos una placa en honor a la bella historia de amor de la vejeriega Catalina Fernández (La-La Zhora) y de Alí Ben Rashid, que ha hermanado a las ciudades de Vejer de la Frontera y Chefchauen (Marruecos).
8- Plaza de España
Continuamos bajando la Calle Costanilla. A la izquierda, atravesamos el Arco de la Villa y nos dirigimos a la PLAZA DE ESPAÑA, conocida popularmente como Plaza de los Pescaítos. Es el momento de detenernos a descansar en uno de sus bancos para contemplar tranquilamente la belleza de este lugar. Nuestra imaginación vuela al ver a las ranas de la fuente...¿Y si al besar a alguna de ellas de repente aparece nuestro príncipe o princesa azul?. Por si acaso...le lanzamos un beso.
9 - Calle Corredera - Poema de Jose María Pemán
Continuamos por la Calle Mayorazgo dirección a la Calle Corredera, paseo de invierno de parejas de enamorados. La guinda final la pone el bello poema que José María Pemán dedicó a Vejer.
Recorremos esta calle deleitándonos en las impresionantes vistas de este Mirador natural hacia la campiña vejeriega.
Conoce la hospitalidad y la calidez de sus gentes que han vivido grandes historias de amor a lo largo de los años.
Historias de amor
- Manolo y Lola
- Ignacio e Isabel
- Jose y Elisa
- Diego y Milagros
Corría el año 1956. Manuel Crespo era un joven vejeriego de 19 años que trabajaba en la finca de campo de un señorito de Vejer (La Muela), lugar donde también vivía con su madre y hermana, que quedaron a su cargo tras la prematura muerte de su padre.
La familia para la que trabajaba era una familia acaudalada, que tenían muchas propiedades en Vejer. A menudo, Manolo subía a Vejer a casa de sus patronos, ubicada en la Plazoleta de la Villa (hoy, la Casa del Arco) para traerles huevos, leche y productos de su cosecha. Fue en una de esas visitas donde conoció a Lola, una sirvienta de la casa. “Tenía apenas 15 años, era muy menudita y muy dispuesta y trabajadora”. El amor surgió y enseguida se hicieron novios.
Durante el tiempo de noviazgo Manolo veía a Lola cuando venía a la casa para la que ambos trabajaban y también la recogía en su casa los jueves y los domingos para ir al paseo. “En invierno, el paseo era en la Calle Alta (C/ Juan Relinque), y en verano, en La Corredera”. Eran los lugares donde las parejas “pelaban la pava”.
El primer beso se lo dieron mucho tiempo después de hacerse novios, en el zaguán de la puerta de la casa de Lola, con muchos nervios y con miedo de que los vieran. “entonces había mucho respeto a los padres”. De hecho, Manolo entró por primera vez en casa de sus suegros días antes de casarse, tras tomarse de dicho, después de 10 años de noviazgo.
Se casaron de manera sencilla en la Iglesia Parroquial, rodeados de sus familiares. Ella, con un traje de chaqueta azul que le hizo una modista. Después el hermano de Lola invitó a todos a un desayuno en la casa familiar para celebrarlo.
Tras casarse se mudaron al campo, pero tras nacer su primer hijo se vinieron a Vejer, donde viven desde entonces en La Casa del Mayorazgo. Esta casa ha sido testigo de toda su historia, allí nació uno de sus hijos, y crecieron en un ambiente muy sano, compartiendo vida con todos los vecinos del patio.
Han cumplido recientemente 53 años de casados, en los que ha habido de todo, alegrías y tristezas, pero siempre han permanecido unidos, cuidando uno de otro.
Su casa está llena de fotos de sus 5 hijos y sus 8 nietos, que suponen para ellos su mayor felicidad.
El mes de agosto es un mes muy especial en la vida de Ignacio e Isabel. Fue un mes de agosto del año 1958, durante la celebración de la Velada de la Virgen de la Oliva, cuando Ignacio paseaba con un amigo por La Corredera cuando vio sentada a Isabel con una amiga en un poyete junto al Cine de verano. Le gustó mucho esta chica y se animó a preguntarle si podría sentarse a charlar con ella. Le costó convencerla pero finalmente se sentó a su lado y conversaron un rato.
Antiguamente sólo se salía de feria en feria (abril y agosto), por lo que no volvieron a verse hasta abril del año siguiente. Estuvieron paseándose juntos en la Feria y ahí formalizaron su noviazgo.
Ignacio sonríe mientras nos cuenta una anécdota. Le llegó la noticia de que su novia iba con una prima al cine de Barbate a ver la novela “Ama Rosa”. A él le faltó tiempo de ir también para ver a Isabel. Cuando llegó, ella ya estaba sentada. Había un señor mayor a su lado, y él comenzó a hablar con ella muy entusiasmado. La prima de su novia le hacía señas, pero él sólo tenía ojos para Isabel, que se tapaba la cara con las manos avergonzada. Él pensaba que algo iba a mal, y cuando miró a la prima le hizo señas mirando al hombre mayor, que era el padre de Isabel….se fue enseguida…¡Qué bochorno!
También fue en un mes de Agosto cuando Ignacio le pidió a su novia el primer beso, “casi robado”, en la Calle de la Fuente, mientras ella se moría de vergüenza.
Poco después, murió el padre de Ignacio. “Entonces se guardaba un mínimo de dos años de luto. No podía salir, por eso pedí permiso para ir a ver a Isabel a su casa”. Al poco tiempo se fue a cumplir el servicio militar. Continuaron su relación por carta. Entonces era costumbre que las novias o familiares mandaran a los soldados dentro de la carta los sellos para esperar respuesta. Ignacio se dio cuenta aquí de la cantidad de gente analfabeta que había en esos tiempos. Él escribía a otros soldados que no sabían.
Al volver de la mili decidió irse con su hermano a Alemania. Aquí lo que me esperaba era una vida dura de trabajo en el campo. “Decidí probar suerte y desde el Ayuntamiento me apunté para cuando surgiera alguna oferta en Alemania”.
Al poco tiempo lo llamaron y comenzó a trabajar en una fábrica. El idioma fue un problema, pero a los pocos días sabía desenvolverse con las monedas, y un vecino mayor les ayudó a aprender las palabras más básicas. Allí, en Hannover, se dio cuenta de que quería continuar, y volvió a Vejer para hablar con su novia y sus padres. La idea era de casarse y comenzar allí una vida juntos.
Los padres de Isabel estaban horrorizados con la idea. Tardaron un año en decidirlo. Finalmente, en 1967 se casaron en la Iglesia Parroquial de Vejer, un mes de agosto a las 10.00 de la mañana. “Fue una boda a la que fue mucha gente, muchos familiares. Después nos fuimos a la pastelería Galván para dar un tapeíto y un café con dulces”.
Isabel al principio fue a Alemania como turista pero poco después le arreglaron los papeles en el Consulado en Barcelona. Ella también ha trabajado en una fábrica. Tuvieron una hija, que ha hecho su vida en Alemania, se casó con un chico de Grazalema que conoció en Alemania, y tienen dos hijos.
Todos los ahorros los fueron invirtiendo en Vejer (pisos y algún local), con la idea de disfrutarlos cuando se jubilaran.
Ignacio cuenta que quiso volver a Vejer cuando España tenía ya la democracia instaurada, por miedo de que su hija hiciera su vida en Alemania y no quisiera volver. Fue su mujer la que no quiso dejar la estabilidad que les ofrecía su trabajo. Efectivamente, ocurrió lo que Ignacio temía. El momento más difícil de sus vidas fue cuando, ya jubilados, decidieron volver a Vejer. Allí dejábamos a nuestra hija y nietos que tenían 6 y 3 años. Lloramos amargamente, y los más de 3000 Km en coche los hicimos sin hablar, de la pena que traíamos. Fue durísimo, pero a día de hoy no nos arrepentimos. Vemos mucho a nuestra hija y nietos, y hemos disfrutado de muchos viajes, conocemos toda España.
Ignacio ha sido director del Centro de día de los mayores en Vejer durante 8 años, y continúa muy involucrado en cuantos proyectos se le plantean.
Elisa Pozzi es italiana. Estudió Gestión cultural en su país natal y le fue concedida una beca Leonardo para realizar sus prácticas en España. Le ofrecieron Vigo o Vejer (Nmac) y preguntó a unos amigos del País Vasco, porque no sabía qué elegir. Sus amigos sin dudar le aconsejaron: Es en primavera-verano, sin duda, vete al Sur.
El 26 de abril de 2009 llegó a Vejer. Su beca la obligaba a hacer un pequeño curso de idioma y se apuntó al Colegio de Español La Janda. con ellos contrató el alojamiento para una semana. Durante ese tiempo, consiguió un apartamento gracias a una compañera de la fundación Nmac, lugar donde realizaba sus prácticas.
Elisa es una persona muy abierta y simpática. Salía casi a diario para conocer gente. Llevaba dos semanas en Vejer cuando una noche, acudió a un concierto que daban en un bar de la Calle Juan Relinque. Un grupo de gente le enseñaba a tocar las palmas. fue un 7 de mayo, día en el que se conmemora el Patronazgo de la Virgen de la Oliva, día también del cumpleaños de su padre (fallecido dos meses antes, este es uno de los simbolismos de esta historia). Ese día al salir del concierto, un joven se le acercó y le dijo: Vente el sábado a un concierto de cante flamenco a la Peña Flamenca. Eso ocurrió justo debajo del letrero de la C/ Juan Relinque. El chico era un vejeriego guapo y simpático de nombre Jose. No quería faltar a esa cita, y el sábado acudió a ella con una amiga.
Allí se encontraron. Jose le cuenta que veía que Elisa tenía «mucho buitre alrededor intentando ligar con ella», por eso le dijo. ¿Sabes que tengo las llaves del castillo?. Te invito a conocer Vejer desde sus almenas. (Por entonces Jose, autor de comparsas carnavaleras en Vejer, ensayaba en el castillo). Eli recuerda que pasaron toda la noche hablando de sus vidas, hasta el amanecer. Había mucha química entre ellos. Había magia. Quizás esa noche «nos dimos también el primer beso».
A esa primera cita le sucedieron muchas otras. Y aunque a veces, Jose se hacía de rogar, también es cierto que le hacía serenatas, y le cantaba bonitas canciones. Gracias a Jose conoció el Carnaval, del que también se enamoró y en el que ha participado como miembro de alguna comparsa femenina.
Sus prácticas llegaban a su fin pero en la Fundación.
Después de trabajar en el Nmac, Elisa trabajó en el restaurante el Campero, pero se planteó irse de Vejer porque aquí no encontraba nada relacionado con sus estudios. Lo complicado era llevarse a Jose de Vejer. Tenían que solucionar este problema. Así que pensaron en crear un proyecto en común que le permitiera quedarse a vivir en Vejer viviendo cada uno de sus pasiones: Vejer, el Arte y la cultura. Este proyecto es Marimantas Vejer (Empresa de visitas cantadas).
Elisa es una vejeriega más, implicada y comprometida. Feliz. Como anécdota cuenta que su madre, cuando vino a Vejer la primera vez le dijo «Cuidado de no traerte a un morito de los que hay por allí» «no fue un morito, pero casi».
Milagros no duda un minuto en querer compartir con nosotros su historia de amor.
Diego y ella se conocían “de toda la vida”, eran vecinos de la Calle Carrión. Desde muy joven, Diego se fue a la costa del Sol a trabajar. Volvió con 18 años para irse a la mili. Para su familia fueron tiempos difíciles, ya que su padre quedó cojo por una inyección que le pusieron, pero sus vecinos estaban muy pendientes de él.
La instrucción la hizo en Camposoto (San Fernando). Fue durante este periodo que no pudo venir a Vejer cuando comenzó a escribir cartas a Milagros, y a través de ellas, le pidió que fuera su novia.
Milagros nos cuenta que Diego era un rubio de ojos verdes muy guapo, que a ella le gustaba mucho, y aceptó encantada, aunque ello supuso no salir más con sus amigas. “los tiempos gracias a Dios han cambiado mucho. En aquella época cuando nos hacíamos novias ya no podíamos salir si no era con los novios”.
Diego hizo la mili en Jerez (entonces era durante dos años y medio) y se escapaba a Vejer para verla los fines de semana hasta que lo pillaron y lo arrestaron durante un mes.
Milagros se casó con 25 años, de blanco (color no muy habitual en esa época). La boda se celebró en la cafetería de la Confitería Galván.
El viaje de novios fue en Cádiz durante 3 días.
El matrimonio tuvo dos hijos. “En aquellos tiempos se pasaba vergüenza al decir a tu familia que estabas embarazada. ¡Hay que ver qué tontería!”.
Diego falleció con 67 años, pero le ha dejado un recuerdo precioso de una vida feliz y da gracias por poder disfrutar de sus dos hijos y sus cuatro nietos.
Corría el año 1956. Manuel Crespo era un joven vejeriego de 19 años que trabajaba en la finca de campo de un señorito de Vejer (La Muela), lugar donde también vivía con su madre y hermana, que quedaron a su cargo tras la prematura muerte de su padre.
La familia para la que trabajaba era una familia acaudalada, que tenían muchas propiedades en Vejer. A menudo, Manolo subía a Vejer a casa de sus patronos, ubicada en la Plazoleta de la Villa (hoy, la Casa del Arco) para traerles huevos, leche y productos de su cosecha. Fue en una de esas visitas donde conoció a Lola, una sirvienta de la casa. “Tenía apenas 15 años, era muy menudita y muy dispuesta y trabajadora”. El amor surgió y enseguida se hicieron novios.
Durante el tiempo de noviazgo Manolo veía a Lola cuando venía a la casa para la que ambos trabajaban y también la recogía en su casa los jueves y los domingos para ir al paseo. “En invierno, el paseo era en la Calle Alta (C/ Juan Relinque), y en verano, en La Corredera”. Eran los lugares donde las parejas “pelaban la pava”.
El primer beso se lo dieron mucho tiempo después de hacerse novios, en el zaguán de la puerta de la casa de Lola, con muchos nervios y con miedo de que los vieran. “entonces había mucho respeto a los padres”. De hecho, Manolo entró por primera vez en casa de sus suegros días antes de casarse, tras tomarse de dicho, después de 10 años de noviazgo.
Se casaron de manera sencilla en la Iglesia Parroquial, rodeados de sus familiares. Ella, con un traje de chaqueta azul que le hizo una modista. Después el hermano de Lola invitó a todos a un desayuno en la casa familiar para celebrarlo.
Tras casarse se mudaron al campo, pero tras nacer su primer hijo se vinieron a Vejer, donde viven desde entonces en La Casa del Mayorazgo. Esta casa ha sido testigo de toda su historia, allí nació uno de sus hijos, y crecieron en un ambiente muy sano, compartiendo vida con todos los vecinos del patio.
Han cumplido recientemente 53 años de casados, en los que ha habido de todo, alegrías y tristezas, pero siempre han permanecido unidos, cuidando uno de otro.
Su casa está llena de fotos de sus 5 hijos y sus 8 nietos, que suponen para ellos su mayor felicidad.
El mes de agosto es un mes muy especial en la vida de Ignacio e Isabel. Fue un mes de agosto del año 1958, durante la celebración de la Velada de la Virgen de la Oliva, cuando Ignacio paseaba con un amigo por La Corredera cuando vio sentada a Isabel con una amiga en un poyete junto al Cine de verano. Le gustó mucho esta chica y se animó a preguntarle si podría sentarse a charlar con ella. Le costó convencerla pero finalmente se sentó a su lado y conversaron un rato.
Antiguamente sólo se salía de feria en feria (abril y agosto), por lo que no volvieron a verse hasta abril del año siguiente. Estuvieron paseándose juntos en la Feria y ahí formalizaron su noviazgo.
Ignacio sonríe mientras nos cuenta una anécdota. Le llegó la noticia de que su novia iba con una prima al cine de Barbate a ver la novela “Ama Rosa”. A él le faltó tiempo de ir también para ver a Isabel. Cuando llegó, ella ya estaba sentada. Había un señor mayor a su lado, y él comenzó a hablar con ella muy entusiasmado. La prima de su novia le hacía señas, pero él sólo tenía ojos para Isabel, que se tapaba la cara con las manos avergonzada. Él pensaba que algo iba a mal, y cuando miró a la prima le hizo señas mirando al hombre mayor, que era el padre de Isabel….se fue enseguida…¡Qué bochorno!
También fue en un mes de Agosto cuando Ignacio le pidió a su novia el primer beso, “casi robado”, en la Calle de la Fuente, mientras ella se moría de vergüenza.
Poco después, murió el padre de Ignacio. “Entonces se guardaba un mínimo de dos años de luto. No podía salir, por eso pedí permiso para ir a ver a Isabel a su casa”. Al poco tiempo se fue a cumplir el servicio militar. Continuaron su relación por carta. Entonces era costumbre que las novias o familiares mandaran a los soldados dentro de la carta los sellos para esperar respuesta. Ignacio se dio cuenta aquí de la cantidad de gente analfabeta que había en esos tiempos. Él escribía a otros soldados que no sabían.
Al volver de la mili decidió irse con su hermano a Alemania. Aquí lo que me esperaba era una vida dura de trabajo en el campo. “Decidí probar suerte y desde el Ayuntamiento me apunté para cuando surgiera alguna oferta en Alemania”.
Al poco tiempo lo llamaron y comenzó a trabajar en una fábrica. El idioma fue un problema, pero a los pocos días sabía desenvolverse con las monedas, y un vecino mayor les ayudó a aprender las palabras más básicas. Allí, en Hannover, se dio cuenta de que quería continuar, y volvió a Vejer para hablar con su novia y sus padres. La idea era de casarse y comenzar allí una vida juntos.
Los padres de Isabel estaban horrorizados con la idea. Tardaron un año en decidirlo. Finalmente, en 1967 se casaron en la Iglesia Parroquial de Vejer, un mes de agosto a las 10.00 de la mañana. “Fue una boda a la que fue mucha gente, muchos familiares. Después nos fuimos a la pastelería Galván para dar un tapeíto y un café con dulces”.
Isabel al principio fue a Alemania como turista pero poco después le arreglaron los papeles en el Consulado en Barcelona. Ella también ha trabajado en una fábrica. Tuvieron una hija, que ha hecho su vida en Alemania, se casó con un chico de Grazalema que conoció en Alemania, y tienen dos hijos.
Todos los ahorros los fueron invirtiendo en Vejer (pisos y algún local), con la idea de disfrutarlos cuando se jubilaran.
Ignacio cuenta que quiso volver a Vejer cuando España tenía ya la democracia instaurada, por miedo de que su hija hiciera su vida en Alemania y no quisiera volver. Fue su mujer la que no quiso dejar la estabilidad que les ofrecía su trabajo. Efectivamente, ocurrió lo que Ignacio temía. El momento más difícil de sus vidas fue cuando, ya jubilados, decidieron volver a Vejer. Allí dejábamos a nuestra hija y nietos que tenían 6 y 3 años. Lloramos amargamente, y los más de 3000 Km en coche los hicimos sin hablar, de la pena que traíamos. Fue durísimo, pero a día de hoy no nos arrepentimos. Vemos mucho a nuestra hija y nietos, y hemos disfrutado de muchos viajes, conocemos toda España.
Ignacio ha sido director del Centro de día de los mayores en Vejer durante 8 años, y continúa muy involucrado en cuantos proyectos se le plantean.
Elisa Pozzi es italiana. Estudió Gestión cultural en su país natal y le fue concedida una beca Leonardo para realizar sus prácticas en España. Le ofrecieron Vigo o Vejer (Nmac) y preguntó a unos amigos del País Vasco, porque no sabía qué elegir. Sus amigos sin dudar le aconsejaron: Es en primavera-verano, sin duda, vete al Sur.
El 26 de abril de 2009 llegó a Vejer. Su beca la obligaba a hacer un pequeño curso de idioma y se apuntó al Colegio de Español La Janda. con ellos contrató el alojamiento para una semana. Durante ese tiempo, consiguió un apartamento gracias a una compañera de la fundación Nmac, lugar donde realizaba sus prácticas.
Elisa es una persona muy abierta y simpática. Salía casi a diario para conocer gente. Llevaba dos semanas en Vejer cuando una noche, acudió a un concierto que daban en un bar de la Calle Juan Relinque. Un grupo de gente le enseñaba a tocar las palmas. fue un 7 de mayo, día en el que se conmemora el Patronazgo de la Virgen de la Oliva, día también del cumpleaños de su padre (fallecido dos meses antes, este es uno de los simbolismos de esta historia). Ese día al salir del concierto, un joven se le acercó y le dijo: Vente el sábado a un concierto de cante flamenco a la Peña Flamenca. Eso ocurrió justo debajo del letrero de la C/ Juan Relinque. El chico era un vejeriego guapo y simpático de nombre Jose. No quería faltar a esa cita, y el sábado acudió a ella con una amiga.
Allí se encontraron. Jose le cuenta que veía que Elisa tenía «mucho buitre alrededor intentando ligar con ella», por eso le dijo. ¿Sabes que tengo las llaves del castillo?. Te invito a conocer Vejer desde sus almenas. (Por entonces Jose, autor de comparsas carnavaleras en Vejer, ensayaba en el castillo). Eli recuerda que pasaron toda la noche hablando de sus vidas, hasta el amanecer. Había mucha química entre ellos. Había magia. Quizás esa noche «nos dimos también el primer beso».
A esa primera cita le sucedieron muchas otras. Y aunque a veces, Jose se hacía de rogar, también es cierto que le hacía serenatas, y le cantaba bonitas canciones. Gracias a Jose conoció el Carnaval, del que también se enamoró y en el que ha participado como miembro de alguna comparsa femenina.
Sus prácticas llegaban a su fin pero en la Fundación.
Después de trabajar en el Nmac, Elisa trabajó en el restaurante el Campero, pero se planteó irse de Vejer porque aquí no encontraba nada relacionado con sus estudios. Lo complicado era llevarse a Jose de Vejer. Tenían que solucionar este problema. Así que pensaron en crear un proyecto en común que le permitiera quedarse a vivir en Vejer viviendo cada uno de sus pasiones: Vejer, el Arte y la cultura. Este proyecto es Marimantas Vejer (Empresa de visitas cantadas).
Elisa es una vejeriega más, implicada y comprometida. Feliz. Como anécdota cuenta que su madre, cuando vino a Vejer la primera vez le dijo «Cuidado de no traerte a un morito de los que hay por allí» «no fue un morito, pero casi».
¿Has vivido ya tu historia de amor en Vejer?
¿Nos la cuentas?
La posibilidad de pasar unos días en Vejer, de conocer la amabilidad de sus gentes y de poder disfrutar de todos sus encantos se complementa a la perfección con una OFERTA DE ALOJAMIENTO acorde a la variada oferta del pueblo.

Vejer cuenta con una importante red de alojamientos con encanto tanto en el interior del pueblo como en los Núcleos Rurales del municipio vejeriego. De este modo, se oferta al visitante la posibilidad de alojarse cómodamente en una casa rural en el interior del casco antiguo, disfrutar de las comodidades y confortabilidad de un hotel, hostal o alojamiento rural, disfrutando de unas hermosas vistas, para deleite de los sentidos. Playa, Naturaleza o Conjunto Histórico, siempre con la seguridad de un buen servicio y de una calidad diferencial.

La gastronomía de Vejer es un atractivo más que no pasa desapercibido para el turista, no sólo por su variedad sino por su carácter popular y paralelismo con la cocina andalusí. Se trata de una cocina tradicional y casera marcada por hortalizas y verduras, la carne de retinto y los pescados de nuestras costas. Debemos destacar la elaboración artesanal de productos derivados del cerdo, como el lomo en manteca, los chicharrones, la morcilla…, y por supuesto los dulces típicos, como las famosas tortas vejeriegas. En nuestra localidad existen además restaurantes especializados en cocina internacional: árabe, francesa, italiana,…

Igualmente sugerente resulta ir de tiendas por Vejer. Pasear por sus calles os llevará a conocer negocios decorados al detalle en los que priman la atención amable y personalizada. Encontrarás de todo: artesanos locales que trabajan cestería, mimbre, barro, imanes, velas…tiendas de souvenirs, decoración, ropa y complementos…tiendas especializadas en surf, bicicletas, hípica… y tiendas donde poder adquirir los productos gastronómicos típicos como el lomo en manteca, chacinas variadas, vinos y aceites ecológicos, dulces árabes o tradicionales…
En definitiva, cualquier momento es bueno para organizar una escapada a Vejer y perderse por sus empinadas y sinuosas calles, deleitarse con el sabor de su gastronomía y disfrutar mientras estamos de compras. Pasear por Vejer supone para el visitante toda una experiencia para los sentidos, de día o de noche, en cualquier época del año…
¡ VEJER ENAMORA !
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y compartir tus fotografías con #vejerenamora
Oficina de Turismo de Vejer
- Avda. de Los Remedios, 2 11150 Vejer de la Frontera, Cádiz.
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